En Bolivia, hablar de violencia en parejas LGBTIQA+ es un tabú social, esta realidad se mantiene oculta entre el estigma y discriminación. El Instituto para el Desarrollo Humano (IpDH-Bolivia), junto a las organizaciones sociales: RedBol, Casa Trans, Igualdad, Vivo en Positivo, Colectivo TLGB y otras redes de base, realizaron una investigación comunitaria (VIVE) en la que muestra diferentes formas de violencia que se ejerce en parejas de la comunidad LGBTIQA+ en Bolivia.
Es una investigación comunitaria (VIVE), que nace desde y para la comunidad, con el objetivo de: comprender las diferentes formas de violencia en parejas LGBTIQA+ en Bolivia, identificar los factores asociados, evaluar el impacto en la salud física, sexual y mental. Es un estudio cuantitativo y cualitativo. El cuantitativo se realizado a través de una encuesta virtual en la que participaron 184 personas en todo el país. La edad mediana fue de 32 años.
El estudio cualitativo se realizó a partir de tres grupos focales en las que se recogieron testimonios y experiencias de 18 personas. Ambos estudios se realizaron durante los meses de febrero a mayo del 2025.
Los primeros hallazgos nos muestran que solo el 36% de participantes reconoció haber vivido violencia en pareja. Sin embargo, el 47% describió situaciones de control emocional, chantaje, humillación, presión sexual o manipulación económica, etc. La violencia psicológica es la más frecuente (52%), económica (34%) y digital (34%) sexual (29%) y agresión física (28%), apenas el 1.4% ha denunciado. Pero, muchas personas no reconocen estos actos como violencia y tampoco confían en las instituciones o no saben dónde acudir.
El 53% reportó repercusiones de la violencia en la salud mental como la ansiedad, tristeza, aislamiento y baja autoestima. Solo un tercio buscó atención psicológica, pero no siempre estuvo relacionada a la violencia en la pareja. Para muchas personas LGBTIQA+, los servicios de salud siguen siendo inaccesibles o poco empáticos a las diversidades sexuales.
El estudio VIVE revela también la resiliencia. Los testimonios recogidos muestran cómo muchas personas aprendieron a identificar el maltrato, a salir de las relaciones tóxicas y buscar apoyo entre pares. Los espacios comunitarios y la inteligencia artificial se convirtieron en recursos de contención emocional cuando los servicios jurídicos y de salud públicos no están presentes o poco accesibles.
Estos hallazgos demuestran que la violencia en parejas diversas existe, se expresa de múltiples formas, y requiere respuestas específicas. El silencio o la negación sólo perpetúan la violencia. El IpDH-Bolivia está trabajando en la presentación de los resultados para la devolución a las comunidades, personal de salud y elaborar materiales de información para promover relaciones afectivas más sanas, libres y seguras.
El estudio recoge recomendaciones de las comunidades, como ser, la promoción de redes de apoyo seguras, el acceso a los servicios de salud mental con personal sensibilizado en las diversidades sexuales, para reforzar la autoestima y la independencia económica. Esta investigación muestra diferentes formas de violencia, la magnitud del problema y los testimonios son ahora visibilizados.
Las comunidades LGBTIQA+ necesitan políticas públicas y una cultura que comprenda que el amor no debe lastimar, sin importar la orientación o identidad sexual de quienes lo viven.
El autor es asistente de investigación comunitaria del IpDH