¿Dónde debemos hablar de sexualidad?
Muchos padres, madres y apoderados de familia, consideran que la educación sexual de sus hijos o hijas se debe realizar en las unidades educativas. Sin embargo, diversos estudios demuestran que la educación sexual se inicia desde la primera infancia mediante actitudes, prácticas o comportamientos esencialmente de padres, madres, familiares (abuelos, tíos, primos, hermanos), o allegados como amigos y profesores. En consecuencia, hay una cultura sexual que se inicia en el hogar y se replica en toda la sociedad.
En la preadolescencia existe una importante influencia de diversos medios de comunicación que determina las prácticas sexuales (radio, televisión, periódicos, novelas, películas, redes sociales, etc.). Pero, la familia es el principal socializador al transmitir información desde la infancia a través de asignar roles de género, prohibir ciertas acciones, determinar maneras de vestir, juegos, tareas de la casa, expresar sentimientos, estigmatizar o discriminar a personas en la vida cotidiana, etc.
El padre y/o la madre (la familia puede ser monoparental) constituyen el núcleo fundamental de la sociedad para la educación sexual afectiva, porque, es en la relación de pareja donde se desarrollan sentimientos y emociones a través de actitudes y prácticas que pueden ser de amor, respeto, responsabilidad, enfermedades, dialogo, comunicación, violencia, celos, odio, consumo de drogas, tabús, prejuicios y estereotipos sexuales (género e intolerancia a las diversidades sexuales).
Lamentablemente, gran parte de padres, madres o apoderados de familia poseen una escasa información sobre sexualidad y esta información está llena de pudor, prejuicios y estereotipos que se reproducen en la familia. Además, muchas veces está mezclada con fundamentalismos religiosos o políticas extremistas de odio e intolerancia, en particular hacia las diversidades sexuales, trabajadoras sexuales y personas con VIH. Los conocimientos que tienen los padres y familiares de la sexualidad son representaciones que heredaron de sus padres y que, a su vez, las están transmitiendo a sus hijos. Muchos reconocen que ellos no tuvieron ningún diálogo sobre la sexualidad con sus hijos, pues ellos tampoco los tuvieron con sus padres.
Los mensajes que los padres transmiten a sus niños o adolescentes son verbales o no verbales, de manera clara, sobreentendida o inconsciente a través de actitudes positivas o negativas con relación al cuerpo, la sexualidad de sí mismo o de otros. En muchas familias hay un discurso moralista repetitivo, poco preciso y frecuentemente incoherente con lo que preconizan fuera del hogar y lo que hacen cotidianamente en la familia. Trasmiten valores, normas y opiniones que se generan en la familia, sin tomar en cuenta los sentimientos y emociones de los adolescentes, tampoco el cambio generacional, el avance de la ciencia, las nuevas tecnologías de comunicación, las redes sociales y su utilización.
Felizmente, la mayoría de los padres o apoderados reconocen la importancia de hablar sobre sexualidad en las unidades educativas, consideran pertinente que sus hijos tengan conocimientos sobre este tema para que no se perjudiquen en sus estudios y su futuro. Se sabe que el 90% de adolescentes accede a la pornografía en el internet antes de los 14 años (encuesta en las islas Baleares en España), 76% prefieren los videos más duros o con violencia. Esta nueva forma de pornografía constituye un peligro inminente en las redes sociales.
El Instituto para el Desarrollo Humano–Bolivia (IpDH) realizó el año 2022, en la ciudad de Cochabamba, una encuesta virtual (mediante redes sociales) dirigida a adolescentes y jóvenes de manera anónima. Respondieron 2.302 estudiantes de diferentes unidades educativas públicas. El 11% de los encuestados refirió que en sus interacciones en redes sociales se les pidió el envío de una foto o video desnudo (sexting). El 21% recibió, de personas desconocidas, fotos o videos con contenido sexual sin haberlo solicitado. Actualmente, el sexting, es muy común en las relaciones entre parejas heterosexuales u homosexuales, en particular jóvenes. Estas nuevas prácticas generan una imagen distorsionada de la mujer, del hombre, la sexualidad y el amor.
Son las madres las que tienen mayor comunicación con sus hijos o hijas para hablar de la sexualidad; mientras que los padres hablan muy poco o nada. Muchos padres, cuando descubren en sus hijos o hijas, una diferente orientación sexual, viven una verdadera catástrofe y hacen todo lo posible para que sean “normales”, algunos los echan de su casa.
Es en la familia donde se debe hablar de la sexualidad, de los cambios físicos y psicológicos en la adolescencia, las infecciones de transmisión sexual, el embarazo no deseado, uso de preservativos, los celos, la violencia sexual, consumo de drogas, presión de los amigos, la influencia de las RRSS, el respeto entre la pareja, la responsabilidad sexual, las diversidades sexuales, etc.
Sin embargo, son los padres de familia los que también deben recibir más información sobre la sexualidad. Las unidades educativas tienen que desarrollar espacios para abordar esta temática con padres de familia, teniendo en cuenta que el 80% de la violencia sexual que sufren niños, adolescentes y jóvenes en Bolivia sucede en el entorno familiar. Los profesores, de manera similar, tienen que formarse en las diferentes temáticas de la sexualidad y los derechos humanos en un Estado laico. De no haber este cambio, los padres seguirán transmitiendo prejuicios, estereotipos sexuales a sus hijos. Cuando se establezca esta comunicación entre padres de familia y profesores, con seguridad la violencia sexual disminuirá.
Dr. Edgar Valdez Carrizo
Etiqueta: Violencia Sexual
Publicado en: https://www.lostiempos.com/actualidad/opinion/20230327/columna/donde-debemos-hablar-sexualidad
27 de febrero 2023